De seguro, la gran mayoría de los paisas han oído al menos mencionar a este característico y pintoresco personaje de la cultura e historia Paisa.

Cosiaca fue un personaje muy popular a finales del siglo XIX y principio del Siglo XX. Deambulando por las calles de Medellín y Antioquia, sus ocurrencias e historias divertidas y vulgares  lo mitificaron. Muchos de nosotros no tuvimos el placer de conocerlo, solo sabemos de algunas de sus historias, las cuales nos fueron contadas por nuestros abuelos y que se perdieron en la memoria, como me hubiera gustado tanto conocer a este personaje en persona. Biografía de Cosiaca

En este artículo trataremos de recoger algunas de sus historias, algunas muy conocidas, otras no tanto, pero la idea no es dejar que se pierda en el pasado este personaje, que fue parte de nuestra historia Paisa. «si vos tenes alguna historia u ocurrencia de COSIACA, podes escribirnosla a quemaspues@solopaisas.co y la agregaremos al artículo»

Empecemos

«Historia enviada por Brenda Zuleyma»

  • «Una historia de Cosiaca en Heliconia Antioquia que me contó mi Papá: Entra Cosiaca a un restaurante y pidió que le sirvieran un almuerzo como se lo daban en la casa, cuando terminó de almorzar, salió del restaurante sin pagar la cuenta, cuando el dueño del restaurante fue detrás de él, le dijo enojado que le pagara la cuenta y Cosiaca respondió: «Señor yo le pedí que me diera un almuerzo como me lo daban en mi casa y bueno en mi casa no me cobran» y se fue dejando al dueño del restaurante sin palabras» jajajajajaja que avioneta.  :mrgreen:

«Historia enviada por Brenda Zuleyma»

  • «Cosiaca tenía la costumbre de meterse en el confesionario de la iglesia de Heliconia, todas las viejitas se empezaban a confesar tranquilamente, pensando obviamente que era el sacerdote de la iglesia, en cualquier momento Cosiaca salía del confesionario y las viejitas solo les quedaba insultarlo, pero él ya se les sabía los pecados» Que papeleta jajaja

«Historia popular»

  • En sus últimos años de vida él pasó en un ancianato cuidado por monjas y cuando estaba agonizando le pidió a una de las hermanas que por favor le llevara un abogado y un médico a su lecho de muerte así que la hermana se los llevó y los sentó a cada lado de la cama y Cosiaca callado no decía nada, la hermana le dijo: «Ahí están las personas que pidió, ¿Les va a decir algo?», a lo que Cosiaca respondió: «No, lo que yo quiero es morir igual que Jesús con un par de ladrones a cada lado» jejejeje

«Historia del Testamento del paisa»

  • Por la noche se fue a merendar a un restaurante;
    – Vea, señora: sírvame un chocolatito.
    – Sí, señor, Demás.
    – Pero en una tacita grandecita y bien parviao.
    – Sí, señor.
Entonces Cosiaca se sentó en una fonda a beber  chocolate y a comer. Y así que ya terminaba, sacó del bolsillo unas cucarachas que había lleva’o y las echó en la taza, con harto disimulo y comienza a gritar de esta manera:
– ¡Gas!; virgen ¡gas!
Y haciendo arqueadas. Haciendo arqueadas.
– ¿Qué le pasó, señor? ¿Qué le pasó?
– ¿Qué clase de fonda es ésta? ¡Gas! ¡Auf! Vea las cucarachas que me encontré. ¡Gas!
– Haga silencio, señor – Suplicaba la señora -¡Calle la boca! ¡Mire que está mirando todo el mundo!
– ¡Gas! ¡Gas!
– Ay, señor. Mire; bien pueda váyase y no le cobro la merienda.
Y Cosiaca, que esto ero lo que esperaba s lió satisfecho. Comió y merendó y nada le costó.

«Historia enviada por Jairo Cortes»

  • Un día Cosiaca cayo borracho  en media calle en un caño. Y ahí se quedó dormido. Venía el «dijunto» Eladio Jaramillo con la señora, pa’ misa de cinco, y vio a Cosiaca ahí tira’o, en medio caño, Y le dió lástima. Entonces lo alzó pa’ subirlo a l’acera. Apenas lo acomodó en l’acera, se despertó Cosiaca emberrionda’o, cogió una piedra y se l’aventó a don Eladio, diciendo
    -¡Estos malditos ricos, que no pueden ver un pobre acomoda’o!

«Historia enviada por Andres Marin»

  • Es sorprendido Cosiaca, mientras se encontraba haciendo una de sus necesidades en plena acera de la calle Junín.
    – ¡Cosiaca! – le dice escandalizada una mujer – ¡esto es el colmo! ¡Voy a dar parte al Alcalde!
    A lo que replica el otro, subiéndose los pantalones:
    – Por mí, bien puede dársela toda…

Pronto más historias…

 

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