Los Arrieros son los verdaderos héroes Paisas. Conquistadores de montañas, muy admirados  y queridos en nuestra región. Ellos fueron los arquitectos de una identidad única, propia de nuestra raza, cuyas características se conservan en los Antioqueños actuales.

Por Mónica Chiquito (escrito para www.medellínvida.com)

Adaptarse al cambio es la única manera de avanzar como sociedad, pero hay algunas cosas en nuestra cultura que nunca se deben dejar de transmitir a las nuevas generaciones, porque son valiosas y merecen ser preservadas.

Con esto en mente, la figura más emblemática y querida en Antioquia en la que se me ocurre pensar, es el Arriero. Puedo decir con orgullo que, hasta ahora, son la representación por excelencia de la idiosincrasia antioqueña. Su importancia es tal, que se ha convertido en la imagen más reconocida de nuestro país a nivel internacional: Juan Valdez, el arriero más famoso del mundo.

Se les denomina «Arrieros» a aquellos hombres que jugaron el papel de conductores de mulas. Ellos básicamente transportaban todo tipo de mercancías, bienes, animales y alimentos de un lugar a otro, supliendo las necesidades de los mercados de los pequeños pueblos. Su personalidad era generalmente de hombres rudos, de baja o ninguna escolaridad, recursivos y muy ingeniosos. Individuos que vieron este tipo de trabajo como una forma de mejorar su situación económica, debido a que estos Arrieros eran, por lo general, personas generosas que gozaban de buena reputación.arrieros

Parece que el rápido desarrollo de la tecnología, consumismo y frecuentes pautas de crianza incorrectas, derivado del excesivo deseo de complacer a nuestros hijos, ha creado en las nuevas generaciones el hábito de querer hacer todo con el mínimo esfuerzo. Esto se refleja en su rendimiento escolar, el trabajo y la apariencia personal. Este legendario Arriero tiene algunas de las características que debemos inculcar en nuestros hijos:

Ética de trabajo duro: Los Arrieros tuvieron que abrirse paso por caminos empinados y peligrosos, soportando días de lluvia y sol, a través de montañas realmente inaccesibles, (Antioquia era uno de los lugares más aislados de Colombia en ese momento). Sus esfuerzos sobrehumanos no sólo lograron mejorar la calidad de vida para ellos y sus familias, también ayudaron en gran medida a conectar la región con el resto del país.

Persistencia: Para ser solvente en la actividad de la arriería, era necesario comenzar desde muy pequeños, iniciando en el rango más bajo e ir avanzando hasta convertirse en jefe o incluso el propietario de sus propios animales de carga. Esto era esencial para desarrollar una personalidad persistente, lo suficientemente fuerte para soportar las dificultades de la profesión, y lograr la consiguiente recompensa a largo plazo por el sacrificio de tantos años.

Iniciativa: El Arriero era un comerciante independiente, por lo que no había nadie que le dijera lo que tenía que hacer, ni cómo. Tenía su propia habilidad para los negocios y su discernimiento. No se quedaban esperando que la oportunidad tocara a su puerta, en lugar de eso, salían a buscarlas  e incluso a veces las creaban.

Emprendimiento: El Arriero amaba la libertad y, por tanto, su objetivo no era estar ligado a un salario, ni trabajaban bajo el mando de otra persona. Esto los llevó a encontrar su propia manera de asegurar el sustento de los suyos, con ingenio y eficiencia. Las historias de los más legendarios arrieros paisas, como el reconocido Pepe Sierra, quién siendo un campesino sin educación, se convirtió en el hombre más rico del país entre el siglo 19 y principios del siglo 20, nos sirven de inspiración y ejemplo.

Los Arrieros garantizaron el transporte de mercancías por más de 300 años, conectando  ciudades a través del comercio. Abrieron, a golpe de machete, caminos en los que la movilidad era casi imposible, sosteniendo la economía del país. Sin embargo, su legado es mucho más valioso por su contribución cultural, que económica: tejieron los hilos de la tradición que construye nuestra cultura con sus costumbres, estilo de vida, forma de expresión y crearon una identidad para nosotros. Su fuerte personalidad, forjada en las montañas de Antioquia está todavía presente en los antioqueños actuales, y merece permanecer en el tiempo como símbolo de orgullo de la raza paisa.

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